Una lectura en vivo.

Hace algunos años escribí un cuentillo inspirado en La Víbora de la Mar, una canción infantil.
"Una Mexicana Que Fruta Vendía" es la historia de María, una chica veracruzana que llega a la Ciudad de México y que de algún modo hizo de esta ciudad su hogar y vende fruta en el mercado de La Merced para subsistir.

Por aquel entonces visitaba frecuentemente el bar que se encuentra en la terraza de la librería El Péndulo de la Roma; era uno de esos parroquianos que llega al lugar y los meseros ya no te preguntan que vas a querer,  solo ves  llegar las jarras de cerveza oscura una tras otra y para acompañar, los nachos con queso. Siendo este local un sitio de vicios arraigados, claro que me refiero a la lectura, promueve una oferta cultural muy interesante a la comunidad que ahí organiza sus tertulias. Una de esas actividades fue la de abrir su micrófono a "artistas" emergentes una noche por semana. Los asistentes podían subir y contar un chiste o una anécdota, cantar, tocar el piano, pararse de cabeza o leer un poema, yo leí mi cuento:

He aquí pues, el testimonio recogido de tan emotiva noche.